Equipos Básicos de Salud llevan atención especializada a comunidades apartadas del Cesar

Equipos Básicos de Salud llevan atención especializada a comunidades apartadas del Cesar

En varias zonas rurales del Cesar, donde el acceso a un médico especialista solía implicar horas de viaje y altos costos, hoy la escena es distinta. Equipos itinerantes de salud están llegando directamente a corregimientos, veredas y resguardos indígenas, llevando consultas, diagnóstico y seguimiento clínico a poblaciones que durante años estuvieron en la periferia del sistema.

La estrategia, que articula esfuerzos del Hospital Rosario Pumarejo de López y entidades nacionales, busca cerrar brechas históricas en la atención. Los equipos —integrados por médicos generales, especialistas, enfermeras y personal de apoyo— recorren vías terciarias y zonas de difícil acceso para atender a familias que, en muchos casos, no habían tenido contacto previo con servicios especializados.

En Valledupar, las jornadas ya han cubierto corregimientos como Atánquez, Los Cocos, Leandro Díaz, Aguas Blancas, Mariangola, Raíces, Los Corazones, Guacoche, Alto de la Vuelta, Guaymaral, Patillal, Badillo, Guacochito, Jabo, Caracolí, La Vega, Los Venados y Camperucho, donde se han atendido 1.461 personas. En Atánquez, territorio del pueblo Kankuamo, las visitas han integrado prácticas de salud propias con el enfoque médico occidental, fortaleciendo un modelo intercultural.

La cobertura también se ha ampliado a municipios como La Jagua de Ibirico, La Paz, San José de Oriente, Becerril, Pueblo Bello, Manaure, San Antonio, Agustín Codazzi y su corregimiento de Casacará; así como El Copey, San Diego, Media Luna y Bosconia. En estos lugares, 918 habitantes han recibido servicios que van desde consulta especializada y seguimiento a gestantes hasta atención pediátrica, chequeos para adultos mayores y orientación en salud mental.

En zonas como Pueblo Bello, conocido como la “Capital de la Cultura Arhuaca”, la articulación entre medicina moderna y saberes ancestrales ha permitido un modelo de atención más cercano y respetuoso de las tradiciones locales.

Aunque la estrategia sigue en expansión, las jornadas ya muestran un impacto visible: comunidades rurales que antes dependían de traslados prolongados o que simplemente no podían recibir atención, hoy cuentan con un acceso más directo y frecuente a servicios esenciales.