Tras 23 años de búsqueda, familia de Saulo José Posada recibe su cuerpo y desmiente versión de “muerte en combate”

Tras 23 años de búsqueda, familia de Saulo José Posada recibe su cuerpo y desmiente versión de “muerte en combate”

Durante más de dos décadas, la familia de Saulo José Posada Rada cargó con una versión oficial que nunca aceptó: que su ser querido había muerto como guerrillero en un combate armado. Hoy, esa historia se rompe definitivamente con la entrega digna de su cuerpo, un acto que permite a sus familiares cerrar un largo ciclo de dolor y reivindicar su memoria.

La historia se remonta a hace 23 años, cuando Reyes María Rada Ospino fue informada de que un cuerpo ingresado a la morgue del Hospital Rosario Pumarejo de López, en Valledupar, correspondía a su sobrino. El cadáver había sido presentado por integrantes del Batallón de Artillería No. 2 La Popa como una supuesta baja en combate, versión que la familia siempre negó.

Con la entrega digna realizada recientemente, los allegados de Saulo José confirman lo que sostuvieron desde el inicio: no era guerrillero. El acto representa para ellos no solo la posibilidad de despedirse adecuadamente, sino también un paso hacia la verdad y la justicia.

Este proceso fue posible gracias a la articulación de varias entidades del Sistema Integral para la Paz, entre ellas la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a través de su magistratura, la Secretaría Ejecutiva y la Unidad de Investigación y Acusación; la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, con el acompañamiento de los representantes de víctimas del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP).

La recuperación e identificación de Saulo José Posada se enmarca en la medida cautelar adoptada en agosto de 2024 dentro del Subcaso Costa Caribe del Caso 03, que busca proteger cuerpos no identificados enterrados en cementerios de Valledupar, donde se presume reposan personas desaparecidas en el contexto del conflicto armado.

Para la familia, la entrega del cuerpo —realizada conforme a sus creencias y deseos— no borra los años de ausencia ni el dolor acumulado, pero sí representa un acto de dignificación y una forma de recuperar el nombre y la historia de Saulo José, lejos de los señalamientos que lo marcaron injustamente durante años.