A 40 años de la toma del Palacio de Justicia, Colombia sigue buscando la verdad
Han pasado cuatro décadas desde aquel 6 de noviembre de 1985, cuando un comando del M-19 irrumpió en el Palacio de Justicia en pleno centro de Bogotá. Lo que comenzó como una acción guerrillera para exigir el cumplimiento de acuerdos de paz terminó convertido en una de las mayores tragedias de la historia del país: 94 personas muertas, entre ellas once magistrados, y decenas de desaparecidos.
Durante 28 horas, el país fue testigo de un enfrentamiento que redujo a cenizas la sede de la Corte Suprema y dejó heridas que, a 40 años, aún no cicatrizan. La guerrilla alegó que su objetivo era someter a juicio político al entonces presidente Belisario Betancur, mientras las Fuerzas Armadas respondieron con una operación militar que ha sido señalada por excesos y desapariciones forzadas.
La Comisión de la Verdad, creada para esclarecer los hechos, resumió aquella tragedia en un informe de 2010 con una frase que aún resuena: “El 6 y el 7 de noviembre de 1985, Colombia renunció a la palabra y dejó que las armas reemplazaran el Estado de derecho”.
Ese día, la Corte Suprema debía discutir el tratado de extradición con Estados Unidos, un asunto que enfrentaba a los magistrados con los carteles del narcotráfico. Testimonios posteriores vincularon la toma con una posible financiación de Pablo Escobar, en represalia por ese debate, y señalaron que el magistrado Manuel Gaona Cruz, ponente del tratado, fue asesinado por los insurgentes durante el ataque.
La conmemoración de los 40 años llega en medio de homenajes y controversias. En Bogotá se inaugurará la instalación artística Sintiendo la memoria y se proyectará el mapping “El Palacio cobra vida” sobre la fachada del edificio reconstruido, hoy llamado Alfonso Reyes Echandía, en honor al presidente de la Corte Suprema que murió pidiendo que cesara el fuego.
El acto central se realizará el viernes 7, con la presencia del Poder Judicial en pleno. “No se ha contado la verdad histórica y se ha querido deformar la historia. La toma del Palacio no fue una acción heroica, sino un acto demencial, un acto terrorista”, afirmó el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez.
Sin embargo, la memoria del Palacio de Justicia sigue siendo motivo de disputa. Las declaraciones del presidente Gustavo Petro, exintegrante del M-19, reabrieron el debate sobre las responsabilidades del grupo insurgente y del Estado. Familiares de las víctimas, como Helena Urán Bidegain, hija del magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán —quien fue visto con vida tras la retoma y apareció muerto al día siguiente—, reclaman respeto por la memoria y verdad completa sobre lo ocurrido.
A cuarenta años de aquel incendio que consumió la justicia, Colombia sigue buscando respuestas. La voz del magistrado Reyes Echandía, clamando “¡Que cese el fuego!”, continúa siendo un recordatorio de que el país aún no ha cerrado del todo aquella herida.
