Atlético Bucaramanga es campeón de su primera estrella y la ciudad se vistió de amarillo y verde

Atlético Bucaramanga es campeón de su primera estrella y la ciudad se vistió de amarillo y verde

Fueron 27.375 los días que los hinchas y el Atlético de Bucaramanga esperaron para obtener su primera estrella en el fútbol colombiano, llegó el día tan anhelado, el 15 de junio del 2024 quedó en el corazón de familias santandereanas que generación tras generación transmitieron el amor por un equipo, y a pesar de que durante 75 años hubo más retos y desafíos que triunfos, el hincha siempre estuvo ahí, no desistió, fue fiel esperando ser campeón y lo logró.

El Atlético Bucaramanga le ganó al Independiente Santa Fe en penales (6-5). Fue un partido sufrido, el Leopardo lo iba ganando, pero nada es fijo hasta el último pito del árbitro. En tan solo 10 minutos, el club rojo empató la serie con dos goles más, quedaron 3-3 y a escasos 10 minutos para finalizar los 90 del juego.

La incertidumbre y la ansiedad se veían en la cara de quienes sufrían ante la posibilidad de quedarse sin la estrella, como ocurrió hace 27 años, cuando no lo lograron en su primera final, pero el ‘milagro’ se les hizo realidad, el Leopardo rugió y los hinchas solo gritaban con su voz cortada entre lágrimas: ‘gracias Dios, gracias Dios’.

Las lágrimas derramadas en los rostros de los aficionados que se vieron en los últimos 90 minutos en el estadio El Campín, en Bogotá, y en el Américo Montanini, en Bucaramanga, fueron la muestra de ese gran anhelo que algunos desde el cielo lo estarían celebrando.

Es así como algunos con nostalgia les dedicaban este partido con Santa Fe a esos familiares que murieron siendo hinchas y anhelando una estrella, la que finalmente se han llevado para su casa. Uno de ellos fue Jesús Serrano Tarazona, quien murió el 13 de mayo de 2021, el covid-19 se lo llevó, pero fue el primer creador de una barra que se llamaba ‘Los hermanos Serrano’, en los años 70 viajó por toda Colombia como hincha, hoy sus hijos lo recuerdan, lo lloran y visitan su tumba llevándole la camiseta auriverde.

“Yo quedé con la tristeza por mi papá, su anhelo era verlo ganar y verlo campeón, eso nos motiva, porque nos inculcó el amor por la tierra. Nosotros viajamos a todos los partidos en los años 90, éramos niños, él nos llevaba”, dijo su hijo Carlos Serrano, de 50 años, quien con lágrimas le contó a EL TIEMPO que, para él, el Bucaramanga siempre fue el mejor equipo del mundo.

“Esto es de nosotros, el verdadero hincha está en las malas, ahí se conoce la pasión por el equipo, esto del Bucaramanga es una enseñanza para la vida, usted sigue al equipo no porque sea ganador, sino por sus convicciones, es lo que hay en la tierra’, señaló.

Para Carlos, desde este 15 de junio cambió la historia del equipo, dijo que de ahora en adelante dejará de ser un equipo ‘chimbo’, como algunos lo catalogaban: “No es justo que Bucaramanga sea más pequeño”.

Otro pionero hincha del Atlético Bucaramanga fue Germán Serrano, otro hijo de Jesús, que en paz descanse; lleva 40 años yendo al estadio Américo Montanini y este triunfo para él es un ‘frenesí’ de felicidad y de alegría porque fueron siete décadas y media sin saborear la gloria.

«Cuando le ganamos al Pereira, me arrodillé, lloré y se lo dediqué a mi padre, yo le dije: ‘Papá, aquí está uno de sus sueños, volvimos a una final y ahora colgaremos la estrella”, dijo Germán. Recuerda que siempre lo cuestionaban por ser hincha del Bucaramanga, pues en toda su historia no tenía victorias que recordar, eran más las tristezas que las felicidades, aun así, siempre guardó la esperanza de verlo campeón. “Yo siempre decía que algún día ganaremos, hoy en día nos preguntaban cómo conseguir boletas”.

José Américo Montanini fue un argentino nacido en Buenos Aires y destacado en el fútbol como el jugador más importante del Atlético Bucaramanga, fue el que más goles le dio a este club, sumando 135 entradas al arco. Llegó a Bucaramanga en 1956 y por amor a este equipo y al fútbol decidió quedarse toda su vida en la ciudad de los parques, donde murió a sus 90 años, en noviembre del 2023.
Antes de destacarse en el Atlético Bucaramanga con 135 goles, Américo Montanini fue delantero y su primer equipo era River Plate.

Este hombre es recordado por toda la hinchada, lo aman, lo aclaman y le agradecen todo lo que le entregó al Búcaros como futbolista. Cada vez que el Leopardo ganaba se mencionaba a Montanini como símbolo de inspiración.

El director técnico, Rafael Dudamel, manifestó en sus ruedas de prensa que el espíritu de Américo se sentía en la hinchada, se respiraba su energía, pues fue un jugador que manifestó con convicción que el Bucaramanga iba a ser campeón, era su anhelo antes de morir.

Algo curioso y un poco premonitorio le contó a EL TIEMPO su hija Marta Liliana Montanini, quien recordó que cuando lo cuidaban en la clínica antes de morir, en noviembre del 2023, le dijo a una enfermera que no se preocupara por el Atlético porque ahora sí iba a ser campeón y eso iba suceder en el 2024, predicción que es una realidad.

“Siempre fue un creyente de que el Atlético iba a ser campeón, decía que llegaría el momento correcto, estamos absolutamente felices, es mi papá, se habla de él, esto comenzó el año pasado desde antes que falleciera, le dijo a una de las enfermeras que este año íbamos a ser campeones”, recuerda Marta.

Asegura que Montanini tenía un ‘clavito’ de no ganarle a Santa Fe, porque en los años 60 no clasificaron a la final por perder un partido en Bucaramanga con el club rojo. Desde entonces él decía que se había perdido una estrella que hoy desde el cielo se celebra. “La gente en el estadio siente a Américo Montanini, el falleció y duele mucho, pero sigue en el corazón de la gente, eso es grandioso, es hermoso ver cómo lo quieren, cómo lloran por él, está vivo entre los hinchas”.

Incluso, la semana pasada, el estadio de Bucaramanga, que se llamó Alfonso López por más de 50 años, ahora se denomina José Américo Montanini como homenaje al mejor jugador del Leopardo.

Gracias a Dudamel

Bucaramanga se respiran el triunfo, la felicidad, la unión; la canción La cumbia de los trapos, que representa al Leopardo, no paraba de sonar en las calles, sin saber que iba a ser campeón, el poder clasificar a la final luego de 27 años ya era ganancia para el hincha.

“Una emoción, eso va para las personas que ya no están, que siempre creyeron en el Bucaramanga, por los menores, los mayores, por todos los que siempre lo apoyaron, los que están en el cielo, por el hermoso Montanini que ya no está, gracias a Dios”, dijo un hincha en el estadio de Bucaramanga al ganar 6-5 en penales.

Gloria García dice que fue el partido más sufrido de la historia, pero merecido gracias al ‘grande’, el profe Dudamel. “Una alegría, marcó historia, diosito nos trajo la historia, quedamos campeones, y qué felicidad para todos, para los que no están en el país y están en el exterior, en todos lados querían que fuéramos campeones”.

“El profesor Rafael Dudamel es lo mejor que ha podido llegar al club Atlético Bucaramanga, con berraquera, destrozado, venía zapateando como el resto del equipo, pero él con su berraquera y confianza, sabiendo que podía, los levantó, les dijo: somos capaces, y hoy lo logramos. Mi papá no vio a mi equipo campeón, pero yo sí y mi hija también, gracias a Dios somos campeones, no nos regalaron nada, los directivos tienen que retenerlo para que nos dé la segunda estrella”, dijo otro hincha luego de que Millán falló el cobro que hizo campeón al club.

Recibimiento de héroes

Aunque Bucaramanga no durmió, sobre las 9:30 a. m. de ayer, la hinchada se puso de nuevo la camiseta y comenzó la caravana hacia el aeropuerto Palonegro para recibir al equipo campeón. A las 11 a. m. arribó el vuelo chárter que traía al Leopardo. Entonces comenzó el momento más lindo y esperado, la gloria para quienes trajeron la estrella.

Los pitos, la cumbia, los globos auriverde no dejaron de ser la pintura de la vía del aeropuerto, todo estaba colapsado, pero con ansias de verlos encima del carro de bomberos para darles las gracias por cumplir los sueños de miles de santandereanos.

La cumbia de los trapos no paró de sonar, el tráfico en Bucaramanga y su área metropolitana colapsó, en la carrera 27, vía que conecta con el estadio, no había espacio para respirar, en la espera de recibir al equipo en caravana.

Mientras eso sucedía, a la vía del aeropuerto no le cabía una moto ni un carro más en el corredor vial que conecta con Bucaramanga. Hacia las 4 de la tarde, el club llegó al puente Flandes, se quedó estancado por un buen tiempo porque la gente solo quería enaltecerlo por traer la primera estrella. La otra hinchada lo esperaba en el estadio Américo Montanini, con capacidad para 25.000 espectadores, a donde llegaron los leopardos ya en la noche. El equipo primero se refugió de la fiesta en el camerino, para luego salir a dar la vuelta olímpica y compartir con los hinchas, que se metieron a la cancha para estar más cerca de los héroes.

El profe Dudamel fue recibido en el Montanini con gritos de gloria y agradecimiento, la hinchada solo le hacía la venia por hacer campeón al Bucaramanga. Dudamel entró con su camisa amarilla y un pantalón negro y entregó unas palabras a la hinchada. “Quiero aprovechar para que delante de toda la hinchada se comprometa a que la quinta mejor ciudad del país y donde juega el equipo campeón, Bucaramanga, va a tener un estadio nuevo”, le dijo a Dudamel al alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán.

En medio de su manifestación de gratitud, autoridades entregaron un monumento de leopardo de cinco metros y dos toneladas de bronce que será instalado en la rotonda del estadio. Anoche (8 p. m.), tras nueve horas de júbilo, la fiesta continuaba en Bucaramanga.
Bucaramanga es campeón del fútbol colombiano, la estrella ya no está en el firmamento, está en el escudo y ahora sí está ‘rumbo a la Libertadores’.