El atentado en Tunja revela el avance del ELN hacia el centro del país

El atentado en Tunja revela el avance del ELN hacia el centro del país

Tunja, reconocida por ser una de las ciudades más seguras de Colombia, vivió este sábado una jornada marcada por la incertidumbre y el miedo. Un atentado con explosivos cerca del Batallón Simón Bolívar interrumpió la tranquilidad de sus habitantes y confirmó que la violencia armada, antes concentrada en zonas rurales y de frontera, comienza a extenderse hacia territorios que históricamente se mantenían al margen del conflicto.

De acuerdo con las autoridades, el ataque fue ejecutado con una volqueta cargada con 24 cilindros bomba, abandonada en el barrio Alcalá, a pocos metros del batallón militar. Vecinos del sector alertaron a las autoridades sobre el vehículo sospechoso, lo que permitió activar los protocolos de seguridad. Sin embargo, durante la inspección, varios artefactos se activaron de manera consecutiva.

“Los explosivos estaban programados con temporizadores para detonar a una hora específica”, explicó el general William Rincón, director de la Policía Nacional. Seis de los cilindros estallaron —cuatro dentro del batallón— y dos no alcanzaron a detonar. Los restantes fueron desactivados por técnicos antiexplosivos. El saldo preliminar fue de dos civiles heridos y daños materiales en la zona.

Responsabilidad del ELN

Las Fuerzas Militares atribuyeron el atentado al frente Adonay Ardila Pinilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), estructura que, según los organismos de inteligencia, ha protagonizado ataques similares en Arauca y Norte de Santander. El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, aseguró tras un consejo de seguridad que se ordenó una ofensiva coordinada en Boyacá para desmantelar las células activas del grupo armado.

“El atentado fue una acción terrorista que buscó afectar no solo a la Fuerza Pública, sino también a la población civil”, declaró Cubides, quien anunció una recompensa de hasta 500 millones de pesos por el cabecilla responsable del ataque y 100 millones adicionales por los demás integrantes de la estructura, entre ellos alias Diéser, Omaira o la Gata, Jesús Suárez o Malverde, Van Percy y Giraldo o el Zorro.

Las autoridades señalaron que el grupo busca consolidar un corredor de movilidad entre Arauca, Casanare y Boyacá, con fines de narcotráfico y minería ilegal.

Respuesta institucional

En el consejo de seguridad participaron el gobernador Carlos Amaya y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, quienes anunciaron la integración de capacidades militares, de inteligencia y judicial para reforzar la seguridad regional. “Es momento de estar más alertas. Este grupo solo tiene intereses criminales: narcotráfico y terrorismo”, advirtió el ministro.

Las investigaciones apuntan a que la volqueta utilizada en el atentado había salido del municipio de Sogamoso y fue vendida días antes del ataque. Cámaras de seguridad la registraron transitando por la vía Paipa–Tunja, cubierta con una carpa. Los presuntos responsables habrían huido del lugar en motocicleta.

El presidente Gustavo Petro se pronunció en su cuenta de X:

“A quienes quieren paz, paz. A quienes quieren guerra, les demostramos todo nuestro poder. No pudieron y no podrán. No pasarán los violentos ni sus aliados”.

Análisis: un golpe simbólico

Expertos en seguridad consideran que el ataque representa un mensaje directo del ELN en medio del proceso de negociación con el Gobierno. Para el analista César Niño, de la Universidad Militar Nueva Granada, esta acción busca “probar la capacidad de respuesta del Estado y sembrar la idea de que incluso las instalaciones militares son vulnerables”.

Por su parte, Jorge Restrepo, director del Cerac, señaló que el atentado refleja “la debilidad del grupo armado, que ha perdido capacidad de combate y recurre a actos terroristas como mecanismo de presión y propaganda”.

El atentado en Tunja, más allá del daño material, deja una advertencia clara: la violencia que parecía lejana vuelve a tocar las puertas del centro del país.