Fernando Dangond Castro, el compositor que convirtió el vallenato en poesía viva

Fernando Dangond Castro, el compositor que convirtió el vallenato en poesía viva

Las letras vallenatas son como un paisaje: montañas de desamor, ríos de costumbrismo, árboles de conquista, aves de alegría y caminos de tradición. Hay compositores que se quedan con una sola de estas rutas, pero Fernando Dangond Castro es el paisaje completo. Su obra no se encasilla; fluye entre el romance, la nostalgia, la parranda y la poesía cotidiana, siempre con una hondura que toca el alma.

Su pluma está detrás de canciones que marcaron generaciones. Una muestra es Miedo al amor, incluida en el álbum Superior (1985) del Binomio de Oro, interpretada por Rafael Orozco e Israel Romero y, años después, revivida en la voz de Silvestre Dangond. En ella, Fernando desnuda la sensibilidad de un enamorado que ruega sin perder la dignidad:

“Tienes miedo al amor… y tu mano en mi mano dice lo contrario.”

Ese equilibrio entre sentimiento y melodía tiene origen en su formación musical: desde los cinco años tocaba piano clásico; a los nueve, ya exploraba el acordeón. Su educación nació en casa, guiada por una familia donde la música no era pasatiempo, sino herencia.

En las calles del barrio Loperena, en Valledupar, se gestó su esencia. Allí vivió amistades, serenatas y los primeros concursos, como aquel festival estudiantil donde obtuvo el tercer lugar, detrás de dos leyendas futuras: Rafael Orozco y Adalberto Ariño.

Su vena alegre también tiene brillo. El Inconvenientico, grabada por Iván Villazón y Franco Argüelles en 1994 —y que hoy interpreta Silvestre en parranda— es prueba de ello. Una canción que retrata con picardía las sorpresas del amor al regreso:

“Y así no se puede, linda, así no se puede, mamá…”

Su disciplina lo llevó a competir cuatro veces en el Festival Vallenato infantil, hasta que logró coronarse ejecutando la puya Nariz de Palangana, enseñada por Egidio Cuadrado. Desde entonces no se detuvo. Suma más de 80 canciones grabadas y otras tantas inéditas, moviéndose con soltura en los cuatro aires y hasta en tono menor.

Su primera canción grabada fue Así es mi Valle, incluida en Volumen 12 de Los Hermanos Zuleta (1979). Una declaración de amor a su tierra donde afirma que el acordeón es para él una extensión del alma.

Las colaboraciones con grandes voces del folclor confirman su lugar en la historia. Jorge Oñate fue el artista que más grabó su repertorio, con piezas como La Reconquista, Nació mi poesía y Al otro lado del mar. Y cómo olvidar Vuelve Pronto, en la voz de Diomedes Díaz y el acordeón de Colacho Mendoza, donde la nostalgia se vuelve súplica:

“Vuelve pronto que te espero, vuelve pronto que te quiero.”

Escuchar a Fernando Dangond es entrar a un viaje parrandero y sentimental que tiene parada obligada en la historia del vallenato. Sus canciones fueron parte del mítico Tapete Azul en Bogotá, donde él y sus amigos forjaron memorias musicales que hoy son himnos.

Este 31 de octubre, su legado será celebrado en grande en el Parque de la Vida, en Valledupar, desde las 5:00 p.m., en un evento abierto al público. Además, su obra quedará consignada en el Centro Cultural y de Convenciones de la Música Vallenata (CCMV), para que nuevas generaciones conozcan al compositor que hizo del vallenato una forma de sentir.