Ocho jóvenes vallenatos hicieron vibrar a Turquía con el sonido del acordeón

Ocho jóvenes vallenatos hicieron vibrar a Turquía con el sonido del acordeón

El vallenato, ese ritmo que nace entre acordeones, cajas y guacharacas, cruzó el océano para llegar hasta Asia. Ocho jóvenes talentos de Valledupar, formados en las Escuelas Culturales, pusieron a bailar y emocionar al público turco durante su presentación en el Centro Cultural y de Artes Neşet Ertaş, en la ciudad de Kirsehir.

El grupo, integrado por Diego Alejandro Maestre Orozco, Samuel David Rubio Plata, Jorge Luis Avendaño Mejía, Estefany Carolina García Lambraño, Scarlett De La Hoz Mendoza, Iván Manuel Orozco Mindiola, Luis Orellano Hernández y Saray Johanna Caro López, viajó hasta Turquía para representar a la capital mundial del vallenato en el Taller de Música de Ciudades Creativas de la UNESCO, un espacio donde convergen culturas y sonidos del mundo.

Apenas llegaron, los jóvenes tuvieron que dejar atrás el cansancio del viaje. Solo durmieron dos horas antes de presentarse en la primera jornada del taller, donde compartieron escenario con artistas de Cuba, Malasia, Turquía y Georgia. Allí, el vallenato se convirtió en protagonista gracias a su energía y su historia.

Durante el evento, la jefa de la Oficina de Cultura de Valledupar, Yanelis González Maestre, ofreció una ponencia titulada “Historias, perspectivas, influencia y la dinámica contemporánea”, en la que explicó por qué el vallenato es más que un ritmo: es un símbolo patrimonial que hoy busca mantenerse vivo frente a las transformaciones culturales. “Fue emocionante ver cómo nuestros niños, fruto del trabajo de las Escuelas Culturales, mostraron al mundo la esencia de nuestra música”, afirmó González.

Cuando el sol se ocultaba en Kirsehir, los sonidos del bağlama, el violín y la darbuka se mezclaron con los de la caja, el acordeón y la guacharaca. Desde el Centro Cultural, una colorida caminata llevó a los artistas hasta la plaza Cacabey, donde interpretaron clásicos como ‘Matilde Lina’, ‘El mejoral’, ‘La casa en el aire’, ‘Mírame fijamente’ y ‘A blanco y negro’, ante una multitud que aplaudió cada nota, pese a los 10 grados de temperatura.

“Sentía mucho frío, pero en el escenario se me olvidó todo. Esta es una oportunidad que me motiva a seguir en la música”, contó Samuel David Rubio, el joven guacharaquero que, junto a sus compañeros, no ocultó la emoción de representar a Valledupar por primera vez fuera del país.

Por su parte, el bajista Iván Orozco destacó la importancia del proceso formativo que los llevó hasta allí: “Gracias a las Escuelas Culturales aprendimos disciplina y amor por la música. Este viaje es el resultado de ese esfuerzo”.

La delegación vallenata también participará en actividades de intercambio cultural y visitas a lugares emblemáticos de Kirsehir, como el Museo Ahi Evran, el Bazar Lago y la Calle Terme. En los próximos días, la agenda incluye la firma de un Memorando de Entendimiento con la Municipalidad de Kirsehir, con el propósito de fortalecer la cooperación artística entre ambas ciudades.

El vallenato, una vez más, traspasó fronteras. Esta vez, sus notas viajaron más de 10 mil kilómetros para demostrar que la cultura de Valledupar tiene acento universal.