Presunto asesino del niño Samuel, capturado en Valledupar, ya está en Bogotá
Luego de que los oficiales de la dirección de Tránsito y Transporte capturaran a César Rodríguez en inmediaciones de Valledupar, este fue identificado y trasladado a Bogotá. La Fiscalía Seccional Bogotá logró emitir una orden de captura con la que ahora un juez de control de garantías tendrá que decidir el futuro judicial de este hombre.
La captura se dio en la vía que conecta de Pueblo Nuevo a Valledupar, donde fue interceptado por las autoridades mientras se escondía en un vehículo pesado.
«Esta persona se movilizaba en un camión como “polizón” entre la vía Pueblo Nuevo – Valledupar. En ese tramo, uniformados de la Dirección de Tránsito y Transporte lo ubicaron y gracias a la pericia de los uniformados se logró la plena identificación del sujeto en coordinación con la Fiscalía General de la Nación», señaló la seccional de la Policía.
La articulación entre el CTI de la Fiscalía seccional Bogotá, que estuvo a cargo de toda la investigación para dar con la individualización del indiciado, y la captura, a cargo de la Policía de Tránsito y Transporte, fue clave para tenerlo hoy enfrentando a la justicia.
«Una vez ocurrieron los hechos, junto con la Policía de Bogotá y la Fiscalía, irradiamos un plan de búsqueda de este sujeto en todo el país. Pretendía evadir los controles y anoche fue capturado por los uniformados de Tránsito y Transporte», señaló William Salamanca, director general de la Policía Nacional.
Se espera que en la tarde inicien las audiencias concentradas en contra del individuo en las que, seguramente, la Fiscalía le imputará delictivos como homicidio agravado y violencia intrafamiliar.
Este sujeto llegó a la capital en horas de la mañana y fue trasladado a los juzgados de Paloquemao. No obstante, fue retirado de inmediato del lugar para ser llevado a un Centro de Atención e Investigación Integral contra la Violencia Intrafamiliar (Cavif).
Será procesado por una juez especializada en delitos contra la infancia y adolescencia. La audiencia será reservada.
Las horas de terror
A las 5:30 de la tarde del pasado 20 de enero la escena en el barrio María Paz, sur de la ciudad, fue aterradora. Según algunos vecinos, los gritos desgarradores de la madre de los dos niños se escucharon entre las cuadras.
Cuentan los vecinos que la mujer salió a trabajar sobre las 6:00 de la mañana y dejó a sus hijos al cuidado del padrastro. Sobre las 3:00 de la tarde, fue el último momento en el que los vecinos vieron a César.
“Él estaba en el portón de la casa y tenía al niño muy sucio y llorando. Le dije que me lo dejara subir, que yo lo limpiaba y se lo regresaba cuando estuviera calmado, pero César no quiso y se entró”, señala la mujer dueña de la casa.
El llanto de Samuel era cada vez fue más fuerte, dicen. Pero de un momento a otro el silencio se apoderó de la casa y de las calles vecinas. El golpe de la puerta marcó el momento justo en el que César habría escapado.
“Ella llegó de trabajar y nadie le abrió la puerta y fue cuando vino a buscar a la dueña de la casa para que le ayudara a abrir (…) sentía que algo había pasado. Cuando entró, estaba el niño en la cama, desnudo y con el cuerpo morado”, le contó a EL TIEMPO Carlos Arturo Vargas, vecino de la casa y quien fue el único que logró ingresar a la vivienda a socorrer a la familia.
Momentos atrás, Rodríguez, de 28 años, había asesinado a su hijastro de 1 año y 9 meses, y dejó gravemente herido al hermano de tres años de edad que todavía está en recuperación en el Hospital del Tintal.
“Nadie se imagina lo que es entrar y ver a un niño tan pequeño tirado en una cama, completamente desnudo y con el cuerpecito morado (…) tiene que estar uno muy empericado para hacer una cosa de esas”, contó Carlos.
Ese mismo hombre fue el que, minutos después de encontrar a Samuel sin vida, corrió hasta otra casa con Sebastián (hijo mayor) en los brazos para resguardarlo de la trágica escena.
De acuerdo con los testimonios recolectados por este diario; luego de cometer el crimen, César corrió a buscar ayuda de su jefe, en el taller de mecánica, cuentan que le pidió dinero y que le dijo que “la había cagado y que necesitaba irse”. Estaba nervioso y desorientado.
