
El 11 de junio de 1992, la música vallenata perdió a una de sus voces más queridas. Rafael Orozco Maestre, cofundador del Binomio de Oro, fue asesinado frente a su casa en Barranquilla durante la celebración de los quince años de una de sus hijas. Tenía apenas 38 años y una carrera en pleno auge.
Hoy, a 33 años de su trágica partida, su legado no solo sigue vigente: se fortalece con cada nueva generación que descubre su música.
La voz que enamoró al continente

Nacido en Becerril, Cesar, Rafael Orozco formó en 1976 el Binomio de Oro junto al acordeonero Israel Romero. Juntos crearon una agrupación que transformaría el vallenato tradicional en una propuesta más romántica, conquistando audiencias dentro y fuera de Colombia.
Canciones como La creciente, Solo para ti, Relicario de besos y El higuerón se convirtieron en clásicos inmortales. La voz cálida y emotiva de Orozco, su estilo carismático y su presencia escénica lo posicionaron como una figura insustituible en la música popular latinoamericana.
Un crimen que aún deja preguntas
El asesinato de Rafael Orozco conmocionó al país. Aunque las autoridades manejaron la hipótesis de un crimen pasional, las circunstancias del hecho nunca fueron aclaradas del todo. El caso quedó envuelto en el misterio, y con los años se convirtió en una herida abierta para sus seguidores.
Su sepelio en Barranquilla fue multitudinario. Miles de personas salieron a las calles a despedirlo entre lágrimas, flores y cantos. La tristeza colectiva aún se recuerda como uno de los momentos más trágicos para la cultura popular colombiana.
Homenajes que mantienen viva la memoria
Cada 11 de junio, ciudades como Barranquilla y Becerril rinden homenaje a su legado. Misas, conversatorios, serenatas y encuentros vallenatos forman parte de la agenda cultural en su honor. También se organizan transmisiones radiales y especiales televisivos que recuerdan su impacto en la música.
El legado musical de un inmortal

Tras su muerte, el Binomio de Oro se reestructuró bajo el nombre “Binomio de Oro de América”, liderado por Israel Romero. Aunque nuevos talentos han continuado con el proyecto, la esencia de Rafael Orozco sigue siendo el alma del grupo.
Sus canciones aún suenan en festivales, emisoras, serenatas y plataformas digitales. Su voz sigue presente en el imaginario colectivo y en el corazón de quienes lo escucharon en vida o lo han descubierto después.
Una historia que no se apaga
Rafael Orozco no solo fue un cantante. Fue un símbolo del romanticismo, de la pasión musical y del vallenato como expresión del alma. Su obra, su historia y su carisma continúan vivos, 33 años después.
“Rafael no murió. Solo se fue de gira eterna.”
— Fan anónimo, en su tumba en el cementerio Jardines del Recuerdo, Barranquilla.