Santo Ecce Homo: ¿forma de pensar, fantasía o devoción?

Santo Ecce Homo: ¿forma de pensar, fantasía o devoción?

Por Ramón Elías Duarte Quintero
reduartesq@gmail.com

Para responder este interrogante fue necesario vivir un Lunes Santo, no con el mismo fervor de la mayoría de los feligreses, pero sí con la atención y juicio que este acontecimiento católico merece.

…Continuación de la Primera Parte publicada en la edición del lunes 2 de abril de 2012

Cerca a uno de los accesos a la tarima me encontré con don Silvio Antonio Jiménez, un cañaguatero de racamandaca, considerado uno de los miembros más antiguos de la Hermandad de Jesús de Nazaret. Don Silvio luce pantalón y camisa blanca, y una pañoleta morada estilo bufanda en el cuello, vestimenta característica de estos hermanos en la fe. De él quería escuchar lo que se ha rumorado por años, la leyenda del Santo Ecce Homo, y esto fue lo que me dijo: “Dicen que a Valledupar llegó un señor experto en tallar madera, el cual fue contratado para elaborar la imagen de un santo que se requería para la iglesia del pueblo; cuentan que para realizar el trabajo, el señor se encerró y pidió no ser molestado. En vista que los días pasaban y del señor no se sabía nada, las autoridades de la época abrieron el lugar donde supuestamente se encontraba el hombre haciendo el trabajo, y lo que encontraron fue la imagen del Ecce Homo, dicen que de ese hombre nunca se supo nada”.

En el desarrollo de la misa campal pude ver y escuchar más de cuatro veces como la multitud saca sus pañuelos, aplaude y lanza vítores de alabanza. Mientras tanto los cuidadores reciben “los milagros”, los que van echando en una especie de canastas. Según Alfredo Calderón, presidente de la Hermandad de Jesús de Nazaret, “estas figuritas, unas de oro y otras de plata, se funden y se revierten en la iglesia, en el mantenimiento”.

5:30 de la tarde, la misa campal ha terminado, es la última del día, la plaza está full, incluso, superó el palo de mango y hasta las cuatro esquinas; dice el viejo paradigma, que “político que en plena campaña cuya manifestación llegue hasta el palo de mango, le va bien, incluso, logra sus objetivos”, es el rasero de la política. Ahora entiendo por qué tanto fervor.

En el mundo Católico, “Ecce Homo” es una expresión en latín que traduce ‘He aquí el hombre’, y corresponde a una frase de Poncio Pilatos cuando ante el pueblo judío, conformado por una multitud hostil, presentó en el juicio a Jesucristo con las manos atadas, de pies, y con una corona de espinas, momentos antes de su crucifixión.

El Santo es bajado de la tarima y se disponen a iniciar la más trascendental de las procesiones en Colombia. La gente corre buscando el mejor lugar, ya sea de frente, detrás, a un costado, en fin, lo importante es ir cerca de Él, sintiendo esa energía que según Lucho Alandete-comentarista, locutor de radio y presentador del festival-, produce. Unos van de espaldas, otros con veladoras y algunos haciendo alegoría a Jesús atado y coronado de espinas, las más tradicionales vestidas de samaritanas dando de beber al sediento. Y pese a que el señor obispo, Oscar José Vélez, advirtió sobre la no presencia de niños en la procesión, fueron muchos los que conté. Adelante va la santa cruz encabezando y con ella las autoridades civiles y militares. Entre rezos, oraciones, alabanzas y cantos, la procesión avanza.
Primera parada, se siente el primer aplauso, de ahí en adelante las manifestaciones de alegría y gozo se hicieron sentir.

En su libro ‘Episodios heroicos del Cesar’, Álvaro Castro Socarras dice que “el gentío enciende cientos de velas y veladoras, a tal grado, que el hollín que éstas despiden y el aceite de linaza y de oliva que le untan para proteger la madera del comején, ha hecho variar el tono de la imagen, tornándola de color pino a negro ébano”.

6 y 30 de la tarde, a esta hora vamos por el cementerio central, y calculo que es mitad de camino. De repente una fuerte romería se siente, se trata de una mujer que ha caído desmayada por el cansancio, eso sí, ahí estaban prestos los grupos de socorristas, ellos hacen parte del plan de contingencia que para estos casos prevén la autoridades.

Ahora avanzamos por la calle 16 ó calle grande-le dicen así porque es angosta- Aquí es evidente el hacinamiento porque el espacio es más reducido, y como consecuencia de ello se siente un fuerte olor, es uno de esos vientos que se le escapa a aquellos que tienen el cuerpo mal educado.

7:20 de la noche, a esta hora hemos llegado de nuevo a la Plaza Alfonso López, la muchedumbre era impresionante, ahora había más gente que antes. El Santo avanza y va a pasar por una calle de honor, algo así como una recta final rodeada de fuertes vallas y con policiales como custodios. Claro, era el momento de la despedida y se necesitaba espacio suficiente.

Los cargueros ó cargadores voltean al santo, el ingreso a la iglesia debe hacerlo de espaldas. La rapidez o tal vez el cansancio de estos hombres contrasta con la alegría de la gente que pedía lo dejaran otro momento, pero al ignorar esta petición, el Santo se siente más pesado y ellos-los cargadores- entienden esa manifestación, es como si el Santo en un acto de gratitud respondiera al llamado de la muchedumbre. No es la primera vez que esto sucede, la historia por la fuerte creencia en sus poderes milagrosos da cuenta que “por haberle salvado de un accidente aéreo, Alfonso López Pumarejo, le regaló al Santo unas cadenas de oro; con ocasión de una procesión se las quitaron-aduciendo seguridad-, y el Santo se puso pesado y solo lo pudieron sacar después de colocarle de nuevo las cadenas nuevas de oro que López le había regalado. Solo así se puso liviano y los devotos lo pudieron llevar en hombros.
Entonces ocurre lo más hermoso: es la despedida de todo un país representado en los miles de peregrinos que una vez más se dieron cita, fue ovacionante y sobrecogedora, pañuelos blancos, aplausos y vítores, acompañados de cánticos y alabanzas, fueron las expresiones de gratitud hacia el Ecce Homo, después un silencio se apoderó de la plaza, el que poco a poco, con sus pregones, rompieron los vendedores ambulantes.

¿Forma de pensar, fantasía o devoción?

No es fácil concluir con cuál de las tres dimensiones se identifica el colectivo, sin embargo, asociándolas un poco, después de haber hecho mi observación, me atrevo a afirmar que el Ecce Homo es parte de un proceso cultural, donde lo invisible se hace visible y el sentimiento se convierte en sensación.