Crucemos tranquilos la calle 13

Crucemos tranquilos la calle 13

Por Edgardo Mendoza Guerra

Por esas caprichosas decisiones del destino electoral colombiano, el numero 13 fue el preferido para casi todos los actos reglamentados, lo tienen consentido. Con sentido debe debería ser. Como los colombianos tenemos una alta dosis de superstición, heredada de otros tiempos y culturas, somos entonces amos de la triscaidecafobia, que es como los griegos llaman a quienes no gustan de esta cifra, que a propósito en matemáticas es un numero primo, es decir un número mayor que el uno y tiene dos números divisores positivos distintos. Por eso los Moreno lanzaron de candidato a Cristian Hernando por ser el mayor y ganaron, esa misma familia siempre saluda con la palabra primito, sin tener ninguna consanguinidad con ellos.

Al contrario, los Mayas lo tienen como una fecha sagrada por que representa las 13 fases lunares. Y también por eso los Mayas vallenatos no son ni electoreros y politiqueros, miren ustedes que todo el universo tiene un sentido práctico. En la cultura nórdica también es un número desfavorecido, dedicada al dios Loki, quien causó la muerte de Balder, su dios favorito. Otra razón, muchos terminan locos en balde por la política.

Pero revisemos el numerito. Desde el 13 de septiembre incluyen  a los nuevos corregimientos creados para votar por primera vez, el 13 de noviembre se suspendieron las inscripciones de las cédulas para votar por vez primera, el 13 de diciembre autorizada la propaganda electoral  en espacios públicos de los grupos y movimientos políticos, el 13 de enero se inician los espacios gratuitos en los medios de comunicación para los mismos movimientos, el 13 vencen los plazos para la modificación de listas de candidatos por revocatorias, y el 13 de marzo son las elecciones para el Congreso, es decir la renovación, algo que debería llamarse repetición.

Como verán, el 13 es el elegido para casi todo en nuestro calendario electoral. Siguiendo con los caprichos, los hoteles nunca anuncian el piso trece, en la Formula 1, no existe la pista trece, ni en los aeropuertos tampoco. Pero en Italia el trece es un número de suerte, miren la suerte de Los Cerchar en nuestra tierra. En la cultura germana la diosa Freya es la diosa del amor y ese es su número. Sobra decir que la unión del 1 y el 3 ya es otra cosa. Por ejemplo, el 1 representa vibración de energía, de ahí los vibradores femeninos, mientras que el 3, es pasión, motivación y optimismo.

Quienes nacen en fecha trece son personas organizadas y trabajadores, pero al igual tienen fama de muy delicados por cumplir a cabalidad esos dos designios de su natalicio. Son doble propósitos, dicen los más versados. Los expertos en los ángeles dicen que ellos reciben mejores mensajes si los envían con ese número, pero en el Cesar, prefieren usar mejor el cielo, al parecer da mejores resultados sin importar si está oscuro, limpio o encapotado. Generalmente hay más oscuridad en este caso por los cambios climáticos en ciertas Cortes. Otros dicen que con una transferencia regresa la claridad.

Como hoy es jueves trece nos toca resignarnos, las dietas toca aplazarlas para después de marzo, estamos en temporada alta tamalera. Por ser esta región pastelera, la gente terminó igual en los conceptos políticos. Vivimos pidiendo cada cuatro años el cambio, pero resulta que elegimos a los mismos. Que cambien ellos nos resignamos. Al final cambian, de carros, mujeres, estratos y gustos.

 Me consta, incluso vuelven a comer pasteles para parecerse a nosotros en estos tiempos de bulla, trampas, promesas y votos. En mi caso me aferraré a las tradiciones milenarias Mayas, fueron los primeros en cultivar cacao y el chocolate sigue deleitándonos, también los responsables de la goma de mascar chicles, lo cual nos sirve para esperar. También hablaron 36 lenguas, incluso desarrollaron una escritura que hemos podido descifrar con el tiempo. Dejemos los agüeros por ciertos números, queda mucha tela por cortar hasta marzo 13, no importa que sea la misma tela, con las mismas tijeras. Bienvenidos amigos lectores, chorros de fe.