El pobre tiene un grado menos que el perro

El pobre tiene un grado menos que el perro

Es imperioso hacer batidas de animales y recoger especialmente perros y gatos, que se supone no tienen dueños, y representan un problema de higiene, imagen e insalubridad para Valledupar, lo que deben asumir las autoridades sanitarias del orden municipal, en prevención de infecciones (sepsis) y desenlaces mortales por la bacteria ‘Capnocytophaga canimorsus’, que gangrena y mata, contenida en la saliva de estas especies.

Como seres vivientes y sintientes merecen una vida digna. ¡Qué mejor que el Centro de Protección y Bienestar Animal!, sin temor a que los envenen ni sean carga para los demás, porque quienes tienen la obligación de cuidarlos ni siquiera recogen sus heces. Perros sarnosos y llenos de garrapatas son un espectáculo deplorable y un foco de enfermedades, estadios en los que sectores afectados sugieren esterilización.

Otra cosa son las mascotas, que se tornan saludables y pasan a ser un miembro más de la familia, porque al decir de alguna literatura cientifica, sin comprobar, su compañía podría ayudar en la salud física y mental de las personas mayores.

El hecho de disponer de locaciones para la atención profesional, con equipos veterinarios especializados, patrulla para proteger los animales en condición de vulnerabilidad, espacios de asistencia médica, ambulancia, pesebreras, laboratorio, zonas de investigación, desparasitación, esterilización y vacunación, compartimientos del Centro de Protección y Bienestar Animal, determinan un impacto de alto valor social.

El Papa Francisco marcó una escala de humanidad al llegar a criticar en su momento a las personas que, en lugar de procrear y tener hijos, se dedican a criar perros y gatos.

Con esta obra de gran factura, si se le da el uso que corresponde, el alcalde Mello Castro acata una Acción de Cumplimiento proveniente del Juzgado Sexto Administrativo de Valledupar, que burlaron gobiernos anteriores.

Lo importante es que se implemente un sistema con equidad para no discriminar en la selección de canes y felinos, porque elitizar por raza y estrato enviaría un mal mensaje, aunque conocida es la estigmatización de vieja data entre personas y animales en el contexto del usual refranero: «El pobre tiene un grado menos que el perro».

Hoy es de más rigor investigar y sancionar por maltrato animal, que esclarecer el crimen de un líder social, un político, un profesional, o un activista de derechos humanos, procesos que por lo general parten de un consejo de seguridad reactivo y no proactivo, para llegar al aparato sicarial, pero contadas veces al autor intelectual o determinador.

Queda el mandatario en deuda con el proyecto de la escombrera, al tenor de otra medida judicial, igual como instrumento con fuerza legal para que los vallenatos no tengan que estar presenciando la escena grotesca de calles aledañas a instituciones educativas y obras de impacto social llenas de basura y escombros, como ocurre frecuentemente con el megacolegio ‘César Pompeyo’ al sur occidente de la ciudad.

Asertivo: Miguel Aroca Yepes.