
Once antiguos mandos del Bloque Caribe de las extintas FARC-EP comparecieron esta semana ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en Valledupar, como parte del proceso de esclarecimiento de los crímenes cometidos contra comunidades étnicas en los departamentos del Magdalena, Cesar y La Guajira.
La diligencia se llevó a cabo en el marco del Subcaso Sierra Nevada de Santa Marta y Serranía del Perijá, que forma parte del Caso 09, enfocado en las graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario cometidas contra pueblos indígenas y afrodescendientes durante el conflicto armado.
Durante la audiencia colectiva, los comparecientes —exintegrantes de los frentes 19, 41 y 59— ofrecieron sus versiones sobre los hechos ocurridos en los territorios donde operaron, reconociendo, en algunos casos, el daño ocasionado por su accionar armado. A la jornada asistieron 55 víctimas, representantes de 20 consejos comunitarios afrocolombianos del Caribe, y autoridades de los pueblos indígenas Arhuaco, Ette Ennaka, Kogui, Wiwa, Kankuamo y Wayúu.
Las comunidades exigieron que los aportes a la verdad sean más concretos y completos, reclamando justicia, reconocimiento y compromiso real con la reparación. “No tenemos rencor, pero sí derecho a la verdad”, expresó una autoridad indígena al intervenir ante la Sala de Reconocimiento de Verdad.
Uno de los puntos centrales de la audiencia fue el concepto de Territorio, entendido por los pueblos étnicos como un espacio espiritual, cultural y vital, que también fue violentado durante el conflicto. “Cuando un actor armado irrumpe en un Territorio, no solo afecta lo físico, también rompe el equilibrio espiritual y comunitario”, señaló otra de las autoridades presentes.
A lo largo de la diligencia, los excomandantes reconocieron en algunos casos su responsabilidad y manifestaron disposición para avanzar en el proceso de reconciliación. “No dimensionamos el impacto de nuestras acciones. Hoy, con el tiempo, comprendemos la magnitud del daño. Nos duele haber afectado a tantas comunidades”, expresó uno de los exguerrilleros.
También se realizaron actos simbólicos y espacios de armonización liderados por las comunidades, en los que se compartieron elementos tradicionales como plantas medicinales, el totumo y el pilón, representativos de los saberes ancestrales y los procesos de sanación espiritual.
La Sala de Reconocimiento continuará con el análisis y contrastación de los testimonios entregados por los comparecientes, con el fin de establecer la verdad, identificar patrones de violencia y determinar responsabilidades en los crímenes cometidos.
Este subcaso hace parte de un conjunto de territorios priorizados por la JEP para investigar crímenes contra pueblos étnicos. Además de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, también están incluidos el Pacífico Medio (Buenaventura y Dagua), el Chocó y la región Amazonía-Orinoquía.