Por Miguel Aroca Yepes
Hay quienes se creen capitalistas y solo venden su fuerza de trabajo, sin tener medios de producción; también hay socialistas que privatizan las ganancias y socializan las pérdidas, para refrendar que la calidad humana trasciende las barreras ideológicas.
Más que ideología lo que vale es el conocimiento, la preparación, la formación, lo que no es usual encontrar en la escena política, salvo contadas excepciones, pero sí en la academia, y con mayor solvencia en los docentes del Premio Nobel, que son apolíticos, pero aceptan que otros gobiernen y tomen decisiones políticas, porque zapatero, a tus zapatos, refrán que aconseja juzgar o realizar lo que conocemos y sabemos hacer.
Conquistar el favor popular es tarea de políticos, que para ser elegibles requieren de carisma, liderazgo y habilidad, en razón al desprestigio.
No se vislumbran propuestas alrededor de la contienda electoral, porque resultarían intrascendentes, ya que la opinión pública se deslumbra mejor con el discurso de la diatriba y el insulto.
Solemos santificar y hasta beatificar al expresidente Uribe porque pactó con el exgobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, para llevarlo al solio presidencial, no sin antes excomulgar y satanizar a Petro por hacer alianzas con el exmandatario tildado de paramilitar, pero que antes hacía honor a lo que es: ingeniero industrial, matemático, hombre de ciencias y ejecutivo empresarial. Esa es la naturaleza humana, al vaivén del bien que se padece o del mal que se disfruta.
Álex Char, ¿un infiltrado de Juan Manuel Santos? Rodolfo Hernández, ¿un infiltrado de Álvaro Uribe? Son interrogantes que inundan las redes sociales y ocupan los primeros titulares de prensa, igual que los dardos disparados desde todos los flancos contra el ideólogo de la Colombia Humana, publicidad que resulta gratuita para el candidato presidencial.
“Qué horror que hablen de uno, pero hay algo peor, que no hablen”, porque grave es que lo ignoren a uno, y es ahí donde radica la importancia de Petro entre sus contradictores, empecinados en cerrarle el paso, lo que es muy difícil de lograr cuando la mansedumbre se cansa de prepararle terreno a la tiranía y la pasividad de los explotados deja de incentivar a la explotación.
Pero trasladando la contienda electoral al departamento del Cesar, necesariamente habrá un quinto malo para Cámara de Representantes, el que salga derrotado, porque la derrota es huérfana y el triunfo tiene muchos padres.
Son 5 aspiraciones parejas a ese nivel, pero solo saldrán a flote 4 curules, verdad sabida y conocida que resulta tonto decirlo, a esto se le llama perogrullada, por lo que deberá sucumbir la más débil entre los candidatos, a saber: José Eliécer Salazar, Carlos Felipe Quintero, Libardo Cruz, Cristian Moreno y Ape Cuello.
Preguntarán ustedes, ¿y cuál es la más débil?, desde la trinchera imparcial todas son fuertes, a juzgar de la fortaleza de José Eliécer Salazar, avalado por la casa política que lidera Cielo Gnecco, que tiene en su haber la Gobernación del Cesar; Libardo Cruz con el impulso del chance y estructura electoral en todo el Cesar; Carlos Felipe Quintero no se relega, al ostentar la Alcaldía de Valledupar, sumado una fracción del partido Liberal que encarna el secretario de Gobierno Municipal, Arturo Calderón, ello sin incluir Carboandes y Corpocesar. Ape Cuello y Cristian Moreno, por igual, aunque con algún desgaste, se mueven como gato boca arriba para no dejarse quitar la credencial.